Algunas reformas interesantes se han estado moviendo en estos días, las que han pasado desapercibidas por el “Moqueguazo”. El primer campanazo fue el paquete de normas del sector Agricultura para enfrentar al minifundio y ahora varios ministros (¿será porque se acerca el 28 de julio?) se han puesto las pilas.
La primera de ellas es la nueva Ley de Puertos de la ministra Zavala, una norma que urgía para modernizarlos en vísperas de que varios puertos provincianos sean concesionados (un proceso que lamentablemente paralizó Paniagua). Como era de esperar, tanto Negreiros, los sindicalistas como los empresarios mercantilistas se oponen, lo que es una buena señal. Como no tienen argumentos racionales, ya salieron con el típico espantapájaros de que esto favorece que los chilenos adquieran nuestros puertos, algo materialmente imposible porque las inversiones requeridas son astronómicas. Es muy positivo que los servicios portuarios sean considerados como públicos, pues eso evita huelgas que vuelvan a colapsar nuestro comercio exterior.
También es razonable una concesión por 30 años para estimular una mayor inversión por parte del operador (nuestros puertos necesitan entre US$700 millones y US$1,000 millones). Quien se haya dado una vuelta por Paita, Pisco y Salaverry, y antes haya visitado Antofagasta, se dará cuenta de la sideral distancia que existe entre esos puertos provincianos y su competidor chileno. Otra iniciativa interesante es esta nueva ley del servicio público del ministro Pasco, que introduce la meritocracia en base a evaluaciones bianuales de nuestros burócratas, amén de establecer cuerpos de capacitación para tener buenos gerentes y unificar los dispersos regímenes de contratación laboral estatal. Debe acabarse eso de que llega un nuevo gobierno y nombra a una serie de funcionarios claves sólo porque movieron influencias. Lo ideal es que permanezcan los capaces para que haya continuidad en las políticas públicas y no se paralice o cambie lo que ya llevaba haciendo el gobierno anterior (tenemos casos emblemáticos, desde el Zanjón hasta la Panamericana Sur, el Tren Eléctrico, la Marginal, etc.).
Como a los profesores, ahora se les evaluará para evitar que zánganos y burros pululen en las oficinas públicas. Pero para que esto sea exitoso es menester que se solucione ese error de haber rebajado los sueldos del personal más calificado, acaso el principal error de este gobierno en materia de administración pública. Finalmente, es bueno que alguien por fin tenga los pantalones para racionalizar al sector pesquero. Una de las peores herencias del fujimorismo fue la repartición indiscriminada de licencias pesqueras (cortesía de Sobero Taira). Eso generó una excesiva capacidad de bodega frente al recurso disponible y por eso se cargaron a la sardina, debilitaron al jurel y ahora se pesca la anchoveta sólo 45 días al año, en una carrera donde cada uno pescaba lo más que podía mientras duraba el levantamiento de la veda. Ahora se va a establecer un sistema de cuotas basadas en bodega y capturas anteriores para cada barco, lo cual es mucho más racional. Van a haber resistencias porque existe mucho dinero de por medio y mucho pendejo prepotente en ese sector, pero Rey es un tipo honesto y firme, así que sólo resta que García lo apoye a fondo contra las terribles presiones que vendrán.
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