Columna de Raúl Wiener en http://rwiener.blogspot.com/
Cuando se reúne un grupo de profesionales: profesores, asistentas sociales, enfermeras, sociólogos, y gestionan un proyecto por 20 mil dólares ante alguno de los ayuntamientos de España con el fin de levantar un programa para el retorno de los niños segmentadores de basura (separan y venden desperdicios) a la escuela, en las Lomas de Carabayllo a poco más de una hora del centro de Lima, donde no hay agua potable y el aire está cargado de toxinas; o cuando otros eligen como destino los poblados de Nievería y Paraíso en Huachipa, donde todo es polvo y olvido, y los niños desde los tres años ya están amoldando ladrillo con sus pies y manos, no es bastante lógico suponer que lo que estas personas están pensando es que al final del mes podrán cobrar sus dólares y consumirse un sabroso caviar en alguna de las terrazas de los hoteles de Miraflores, donde se realizan las recepciones a las que nunca falta Aldo M.
Los agrónomos, veterinarios, médicos, enfermeras, sociólogos, antropólogos que trabajaban desde fines de los 70 en las comunidades ayacuchanas y que no se retiraron del campo a pesar de la violencia, las amenazas de Sendero, la prepotencia e ignorancia de las fuerzas represivas, las invocaciones de las organizaciones cooperantes, y que hoy siguen ahí mismo en faenas de una o dos semanas que se realizan caminando, subiendo y bajando cerros, de un pueblo a otro, ¿no es cierto que son unos privilegiados que podrían estar haciendo otra cosa en vez de vivir del dinero de los gringos?
Las organizaciones que suben al río Corrientes o llegan a las comunidades del Camisea para ver con sus ojos el daño que causan las empresas petroleras y poder recoger la voz de comunidades nativas que vivieron ancestralmente en esas tierras y esos ríos, y de pronto se han visto arrollados por una modernidad que no comprenden, ¿no son el modelo más diáfano de ONG corrupta que refiere todos los días el diario “Expreso”? ¿Acaso es un mérito internase en los espeso de la selva?¿Estará haciendo una chanchita el padre Arana, en los tiempos libres que le deja Yanacocha, para hacer su contribución a las FARC?
¿Los que trabajan en prevención de desastres en Chosica, Moquegua, Callejón de Huaylas, San Martín no son acaso unos rojimios acomodados a los que hay que obligarlos a “armonizar” con las políticas del gobierno? ¿Tiene alguien una idea de lo que pasa con el agua en Tocroyo, provincia de Espinar, en el Cusco, cuando se abren los caños en agosto, y que hasta allí suben para quedarse veinte días al mes, los miembros de una ONG, integrada por sencillos profesionales provincianos, con un corazón que aguanta la altura y las maldades? ¿Conoce alguien el nombre de Manuel Soto, asesinado en las partes altas del Mantaro, por no dejar de visitar a los campesinos?
Seguramente se pensará que el tema de las ONG es el de los directivos de las instituciones limeñas que tienen reconocimiento de prensa y que pueden costear abogados para pelearle al gobierno, que son los que han cubierto las conferencias de prensa y la reunión con el primer ministro. Pero como dice el director de “Correo”, a éstas no las va a cerrar el gobierno, a lo sumo quiere molestarlas y bajarles el copete. Las peligrosas son las otras.
Hay que tirarse a CONACAMI y a Grufides del padre Arana, ha ejemplificado el enfant terrible pituco-liberal-autoritario, y asunto acabado. Y, por supuesto, a las que ven lo del petróleo. Y, ¿por qué no?, a los que critican el TLC que son una larga lista sobre el territorio peruano.Las de derechos humanos, no sólo a las grandotas y conocidas que residen en Lima, sino a las que hacen seguimiento de las violaciones allí dónde ellas ocurren.
A las agrarias, a las urbanas, a las laborales, etc. Quitarles las redes de sustento a los movimientos sociales con cualquier pretexto: el caviar, las FARC, los dólares, las 4x4, la mamá de Tarzán, y muchos otros que hemos leído en estos días y que sólo revelan supina ignorancia.
06.11.06
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