01 noviembre 2006

Castañeda y los 7 enanos

Columna Diario Correo
1 de noviembre de 2006
Por Aldo Mariátegui

Es preocupante cómo la otrora soporífera campaña edil está perdiendo rápidamente nivel. Castañeda que supera sin anestesia el debate (políticamente muy explicable, porque no le es negocio sentarse a polemizar con los siete enanos restantes). Esto de que el acciopopulista Massa ingrese a una cabina para decirle “drogadicto” al unionista Masías. De vergüenza ajena, de quinta. Y qué decir de las extrañas pateaduras y amenazas que se han visto recientemente en Miraflores, junto a volantes injuriosos.
Hasta el correcto pastor Lay ya está comenzando a ponerse sabrosón en su léxico. Ojalá que esta procaz y preocupante tendencia se revierta, pues de otro modo las elecciones van a acabar entre botellazos y mentadas de madre.
-No me gusta nada el congresista Luna. Huele a montesinismo, pero parece que ese aroma no le incomoda a Javier Bedoya, que debería ser más cuidadoso con estos temas tras lo que sucedió con su hermano. En cambio, no me sorprende que esto no le incomode a su colega Raúl Castro, aquel caballero de la historia esa medio rara de estar cercano a cuentas montesinistas que se usaron para comprar los terrenos del Jockey Plaza.
Los fujimoristas actuaron como era de prever (esto más bien les conviene a la hora de que se vean los temas de su líder), mientras que de los humalistas no se puede esperar gran cosa. En general, la cabeza no les da para mucho a éstos. Y da arcadas ver a Alberto Borea, que tanto se llenaba la boca de que había combatido siempre a Fujimori, defendiendo ardorosamente a Luna. ¡Qué tipo! ¡Fujimori debe estar carcajeándose en Santiago!
-Ojo con estas advertencias que está lanzando el ex rector sanmarquino Burga respecto de un rebrote senderista en su universidad. No volvamos a cometer el error de subes-timar a SL. Hay que estar muy alertas. Bueno, si este grupo nefasto retorna a las andadas de mano de los terroristas liberados, ya sabremos quiénes tendrán la culpa…
-Alckmin había sido un magnífico gobernador de Sao Paulo. Eficiente y honesto, había impuesto una serie de reformas que habían dejado a dicho estado en azul y en buena forma. Lula se había dedicado a subir impuestos y a regalar el dinero recaudado, a mantener inmóvil al paralizante Estado y al proteccionismo, a conformarse con un crecimiento económico mediocre y a tolerar (si no empujar) la corrupción.
Y ganó Lula abrumadoramente. Como ganará Chávez. Si no, esto no sería América Cretina. Cada país tiene el gobernante que se merece y en el cual su gente se ve reflejada. Brasil nunca va a dejar de ser simplemente “el país del mañana”, la promesa incumplida. En cuanto a Venezuela, ésta ya hace rato que perdió el tren, como Argentina anteriormente. Ambas tuvieron todo el dinero del mundo para pasar al Primer Mundo. Pero los Chávez y Perón son excelentes discjockeys para armar farras.

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