29 junio 2007

Fujimoristas al garete (29/06)

Me parece pésimo que hayan censurado un afiche en una exposición de la Casa Mariátegui. ¡Ya estamos como la Venezuela de Chávez! He visto el afiche de Piero Quijano y no pasa de ser la típica idiotez de un dibujante intelectualoide rojo, pero nada más. Es inofensivo y este rojillo está en su derecho de dibujar tonteras. No es una apología del terrorismo, que es lo único que podría justificar un acto así. “Prohibido prohibir”, decía bien el dramaturgo Ionesco.
- La aceptación de Fujimori a ser candidato al Senado de Japón tendrá las siguientes consecuencias:
a) El fin definitivo de su ciclo político peruano con este “salvese quien pueda”. Si bien es cierto que los fujimoristas más acérrimos pueden caer en los servilismos más extremos, esto ya es más vergonzoso aún que la renuncia por fax. Se confirma que siempre fue un híbrido anfibio de naciones, más cercano a los asiáticos. Esto lo descalifica totalmente. Por más que el “electarado” –esos fronterizos que votan por Humala y hierbas por el estilo– sea tan masoquista y tonto como es para olvidar y elegir, ya no creo que le perdone esta bofetada al sentir nacional. No pueden ser tan poca cosa.
b) La desmoralización absoluta de su bancada parlamentaria. Los fujimoristas se ven nuevamente utilizados y abandonados por su líder, que los usó como papel higiénico nuevamente. Posiblemente les suceda algo similar a lo que le pasó a los odriistas en los años finales de su vida parlamentaria en el primer belaundismo y terminen divididos, como aquellos acabaron entre la UNO oficial y el llamado GAPI. Me imagino que acabarán como una especie de satélite parlamentario del APRA a falta de algo más provechoso que hacer, porque no hay nada más desorientador que saber que ya no hay esperanzas. Por lo menos le sacarán algo al APRA a cambio de sus votos a falta de brújula política.
c) Keiko queda muy golpeada. Si antes tuvo posibilidades interesantes de utilizar el apellido político, esto le hace mucho daño. Es que Fujimori debe andar muy preocupado para jugársela así, aconsejado por los tres motivos del oidor: miedo, miedo y miedo. Si pierde, no hay vuelta que darle: eso terminará de abrirle toda la puerta a su extradición –pues ya eliminó cualquier respeto político que le podían tener en Chile– y lo veríamos aquí en Lima volviendo dentro de la mayor ignominia. Si gana, sí que le mete un cangrejo en los calzoncillos al gobierno chileno.
Extraditar a un senador nipón ya es más complicado, ya es “chocar con Chocano”, y no sé si los mapochinos están dispuestos a tanto por nosotros. No se puede dejar de reconocer que una senaduría le daría a este sinvergüenza cierto blindaje político. Pero ojo que el primer ministro japonés Abe, uno de sus principales soportes políticos junto al alcalde de Tokio, está con un pie afuera.
En fin, con Fujimori uno no se aburre. Es tan caradura.

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