No sé por qué se han complicado tanto los congresistas para nombrar a los cuatro que deben ingresar al TC entre los 17 candidatos que quedaron. Basta ver los C.V. (no conozco personalmente a casi ninguno), una taza de café y un poco de criterio.
Así, de frente elimino a Paz de la Barra. De todos los antecedentes de estudios presentados, el que ha estado en la mejor universidad (Harvard) es Camilo Carrillo. Es decir, tiene el lustre académico más interesante, conoce el mundo legal foráneo, habla inglés y francés (también pasó por La Sorbona), etc...
Además, ha sido ministro de Justicia. Me aseguran que el APRA increíblemente no lo apoyó debido a que fue muy estricto cuando presidió el tribunal electoral interno aprista (lo que también dice muchísimo de él en cuanto a su carácter).
Y así ya cerramos el cupo aprista, porque tiene mucho mejor perfil profesional que su “compañero” Luis Alarcón y es inevitable que el partido gobernante termine metiendo a alguien cercano.
Pasa aquí, en Europa y en EEUU. No seamos tan idealistas. Con éste va uno. De allí necesitamos a alguien que sepa de la vida mercantil, porque he apreciado por tv a algunos que en su vida han girado un letra, han pagado una quincena, han tomado decisiones empresariales o han manejado personal. Es que he detectado o mucho teórico (historiadores, activistas de derechos humanos, caviares) o mucho litigante, personas que no conocen cómo es el mundo de los negocios y después harán barbaridades cuando les lleguen asuntos laborales o económicos. Allí quien tiene mejor experiencia es Oscar Urviola –que lamentablemente no ha gozado de un padrino político–, que ha sido subgerente de banco y es máster en derecho de empresas y temas tributarios. Y es un independiente. Con éste van dos. Tirios y troyanos coinciden en que Gerardo Eto –que increíblemente fue presentado por los humalistas– ha estado impecable en sus exposiciones y exámenes, denotando mucho conocimiento del tema constitucional (estudió en Santiago de Compostela, sitio bastante bueno para Derecho Público). Y en puridad debe quedar por lo menos uno de los elegidos sin cuestionamientos en la fallida primera vuelta, porque si no quedamos en un injusto e indigno manoseo político.
Y tiene el apoyo del segundo grupo político más grande, algo a tener en cuenta, guste o no. Con éste van tres. Me quedan un cupo y varias dudas. De los que veo más experimentados, Elías Mendoza no estaría mal, pero su propio grupo político ya lo desahució. Nunca me he creído totalmente esa historia de que la feroz oposición de Andrade y Blume a Lucchetti fue solamente por una noble causa ecológica de preocupación por los pajaritos, así que en la duda me abstengo del caballero.
Me quedan Ricardo Beaumont y Ernesto Alvarez. Como el final de Los Soprano –que debe ser la serie favorita de Mantilla–, dejo esto en suspenso.
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