23 abril 2008

El plano de Peralta (20/04)

Hace poco el congresista aprista Peralta lanzó una de las mejores iniciativas tributarias que he escuchado, una reforma de las de verdad, de aquellas que incrementan la recaudación, tornan al país más competitivo, impulsan las inversiones, reducen la evasión, le facilitan la vida al contribuyente con reglas simples, disminuyen tiempos y trámites, abaratan los costos administrativos y reducen la burocracia, eliminan distorsiones, evitan el martirio de acudir a implorar al Tribunal Fiscal por excesos de celo, rompen nuestra dependencia excesiva con el IGV y dejan de regalarle trabajo a los abogados tributaristas y a los contadores. Además, con estos superávits fiscales ahora es el momento ideal para cambios audaces en el sistema recaudatorio. ¿O vamos a hacer cambios en épocas de vacas flacas? Porque los conservadores ministros de Economía (que más parecen ser de Hacienda nomás) siempre dicen que “determinada idea es buena, pero no es el momento”. La típica. Como cuando el siempre gracioso de Silva Ruete tildó de “monos” a los que planteaban un arancel bajo y uniforme en el año 2001 (para evitar además raras distorsiones, como aquella que le elevaba el arancel a los cigarros importados y le subía los impuestos a la cerveza a la vez, con lo que un grupo local quedaba coincidentemente beneficiado para vender sus puchos y su ron con menos competencia). El tiempo le dio la razón a los “monos” y el que quedó como un mico por bocón fue ese simpático caballero. Por eso, este es el momento de que la comisión congresal (integrada por Vitocho y Martín Pérez, entre otros) escuche a Peralta y plantee ir a una tasa plana o “flat” en el impuesto a la renta de personas naturales y jurídicas: que todos paguemos 15% en el primer caso y 25% en el segundo, sin deducibles, excepciones, escudos fiscales o movidas en paraísos fiscales extranjeros para alimentar trucos de abogados tributaristas y contadores, ventajas de las cuales no gozamos aquellos que estamos en la quinta categoría (planilla). Y que no se alegue que es “regresivo” en lugar de ser “progresivo” (que grava más a los que más tienen), pues al final los millonarios y las grandes empresas terminan usando los huecos que tiene la ley para pagar menos. Su aplicación en Europa del Este ha sido un éxito, aparte que nos diferenciaría del resto de latinoamericanos ante los inversores. Podríamos empezar con personas naturales, tal como lo ha hecho exitosamente Rusia. Y sin miedo: la recaudación no se cayó en Estonia cuando comenzó a aplicarse y más bien ha ido subiendo porque bajó la evasión e incentivó la economía. ¿Se imaginan cumplir con sus impuestos en 15 minutos en un sola hojita? ¿O que cualquier inspección fiscal que le hagan sólo tome media hora? Como bien recuerda la revista The Economist, Colbert, el hábil tesorero de Luis XIV, solía decir “un recaudador hábil es aquel que le saca la mayor cantidad de plumas al ganso con el menor jaloneo”.

No hay comentarios.: