Odiado y vilipendiado por muchos, respetado por otros. Lo cierto es que pocos se resisten a leer las opiniones del director del diario Correo, Aldo Mariátegui, declarado enemigo de “fascistas”, “rojos” y “tibios”, que se niegan a decir las cosas como son. Aquí reproducimos sus columnas y las críticas que recibe.
15 abril 2008
LAC debe tercerizar (10/04)
Si algo aprendí durante los breves lapsos que trabajé como consultor es que cada empresa debe dedicarse solamente a lo que se llama su core business (su “negocio central, intrínseco”) y tercerizar el resto de servicios que necesita diariamente para que otros que estén especializados se los hagan mejor y más baratos, amén de eliminar burocracia interna y destinar así todo su personal y recursos a su core business. Digo esto a cuento de los recientes problemas que se han dado con el servicio de salud policial, que es muy deficiente. Realmente apena que gente que se sacrifica tanto tenga este trato. Es que no sé por qué diablos la Policía tiene que administrar un hospital ni por qué los uniformados deban ocuparse de este tipo de temas cuando su core business es simplemente suministrar seguridad al contribuyente. Lo único que se obtiene con esta distorsión es un mal servicio para ellos y sus allegados, ineficiencia en la administración de escasos recursos y corrupción. Mucho más práctico sería que la Policía coja todo el presupuesto destinado a este menester y contrate el servicio de un pool de clínicas o negocie con alguna aseguradora privada o haga un paquete con sus integrantes para insertarlos dentro de una Empresa Prestadora de Salud. Así su personal simplemente va con su carnet a cualquier nosocomio y se atiende sin colas, maltratos ni carencias. Lo mismo con las medicinas. Se puede acudir a cualquiera de las tres vías anteriores o negociar directamente con alguna –o varias, no tiene por qué ser excluyente– de las grandes cadenas para que el personal vaya allí con su receta y le entreguen sus medicamentos, como hace cualquier asegurado privado. Me imagino que los médicos que trabajan en este servicio policial pondrán el grito en el cielo al escuchar estas fórmulas, pero aquí el tema es cómo optimizar recursos y atención, cómo mejorar dramáticamente la calidad del servicio que se le da a los uniformados y no cómo preservar el trabajo de estos galenos. Menos aún voy a derramar una lágrima por la burocracia interna o los encargados de controles internos. Ojo que también se podrían hallar fórmulas de otro tipo, como una administración público-privada de estos establecimientos. Es decir, que la Policía convoque a un concurso para contratar a un grupo privado que le gerencia estos hospitales. Se le establecen estrictos parámetros a cumplir dentro de sus términos de referencia y éstos ya se encargan del asunto. No es mi fórmula preferida y mucho mejor me parecen las tres opciones anteriores, pero no es tampoco un mal second best (segundo mejor). Es que cualquier medida va a ser mejor que el desastre que se tiene actualmente. Y lo mismo hubiera hecho con los patrulleros. En lugar de comprarlos, haces un contrato de renting y el proveedor se encarga del mantenimiento (el robo y tráfico de repuestos de patrulleros es astronómico) y reemplazo de las unidades siniestradas mientras dure el acuerdo. No se compliquen la vida, tercericen lo que no les compete. El ministro Alva Castro y el general Octavio Salazar deberían examinar estas posibilidades.
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