Leo que ser una poetisa joven –y tremendamente despistada, de esas que no se dan cuenta de lo que está pasando a su alrededor– es la principal “razón” para que se libere a Melisa Patiño, una joven recientemente detenida junto a ese extraño y sospechoso grupo que había viajado a Quito a una reunión de extremistas con ex emerretistas, etarras y farcs incluidos. Esa película ya la vi con Edith Lagos y Mónica Feria, que fueron liberadas en su momento por la presión mediática de aquel entonces sólo por ser dos chiquillas carismáticas y talentosas, a pesar de que la Policía estaba convencida de su culpabilidad.
Miren lo que pasó después con ellas… Lagos acabó abatida en un choque con las fuerzas del orden como combatiente senderista (llegó a ser brevemente un ícono en Ayacucho, donde hasta hicieron artesanías con su imagen), mientras que espero que Feria venga a pasar por lo menos el invierno limeño aquí si la ministra Fernández demuestra ser eficiente y se le extradita.
No digo que Patiño sea terrorista, pero sí que debe investigársele al margen de ser joven y poetisa. Ya mucha sangre se ha derramado para que se aleguen esas bobadas como excusas. Y esa no es una posición “macartista”, como algunos intelectualoides simplones y otros interesados (rojos convertidos por el oro chavista) pretenden caricaturizar.
Transcribo a continuación un artículo (“I love McCarthy”) aparecido hace poco de Angel Páez, un veterano periodista de izquierda (típico “república boy”), separado por un océano ideológicamente de mi persona, pero que tiene las neuronas y las pelotas de poner las cosas como son, a pesar de su militancia:
“La policía antiterrorista aplica un operativo de seguimiento a reclusos del MRTA que salen en libertad después de cumplir condena o consiguen el beneficio de la semilibertad, y descubre que algunos de estos se reactivan políticamente vinculándose con la Coordinadora Continental Bolivariana-Capítulo Perú (CCB-CP).
Por supuesto que los que participaron en la guerra interna tienen derecho a reinsertarse en la sociedad y hacer política. Pero si los ex presos del MRTA se vinculan en Lima y Caracas con personajes como el dominicano Narciso Isa Conde, que ha sostenido reuniones con los jefes de las FARC y se ha fotografiado vistiendo el uniforme de guerra de la organización narcoterrorista; y si esas imágenes de apología a las FARC son difundidas por el vocero oficial de la CCB, la Agencia Bolivariana de Prensa (ABP), entonces es lógico que las alarmas de la policía se tienen que encender. ¿O la Dirección Nacional Antiterrorista debía esperar que se cometan acciones violentas para recién actuar? Si los componentes de la CCB-CP eran ex reclusos de Sendero Luminoso y la policía procedía a detenerlos, ¿qué habrían dicho los que denuncian la existencia de una ‘campaña macartista’? ¿Habrían procedido de la misma manera al defender a los ex militantes del MRTA que integran la CCB-CP?
Por supuesto que no, porque los ex senderistas no son ‘chavistas’; los ex ‘tupacamaristas’, o una buena parte de ellos, sí lo son. Y esto se explica porque Hugo Chávez defiende y promueve a las FARC. ¿O no? Uno no se convierte en ‘macartista” por afirmar lo evidente”.
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