15 abril 2008

Son autistas (14/04)

-La encuesta de CPI revela algo que todos sabemos: este gobierno le empata a Toledo en su incapacidad de comunicación. No me sorprende. Acaba de entregarles laptops a escolares y profesores y no se ve ni un solo spot al respecto. Imagínense el impacto televisivo de un chiquito de un pueblito serrano entrando a internet con una de esas maquinitas de Negroponte. Lo mismo de su profesor con su lap. ¿Han visto un spot de la ministra Zavala inaugurando una carretera serrana y detallando sus bondades? ¿En otro a Pinilla explicando “Juntos” o “Crecer”? ¿A Pilar Nores “Sembrando”? ¿A Cornejo enumerando los avances en Pisco?¿A Alva recibiendo los patrulleros? ¡La gente piensa que no hacen nada de nada! Les falta su estratega comunicacional, su Karl Rove (Bush hijo), su Stephanopoulos (Clinton), su Maldelson (Blair). Ojo, no digo su Borobbio. No me refiero a cochinadas.
-Preocupante lo sucedido recientemente con el Banco de Materiales. No me refiero a los supuestos hechos de corrupción –eso es parte de la naturaleza de la empresa pública, donde el dinero es de todos y de nadie a la vez– sino a la condonación masiva de deudas de esta entidad que acaba de dictaminar el Congreso. ¿Por qué sancionan al “cabezazo”? ¿Por qué regalan la plata de los demás a los pendejos que se endeudan, construyen y no pagan? Eso desanima el pago de impuestos.
-A veces se me cae la cara de vergüenza de lo tercermundistas que podemos ser. Leguizamón es un patán, no hay duda, pero simplemente hay que sancionarlo por faltarle el respeto a una autoridad. Punto. Estamos en tiempos, felizmente, de igualdad entre mujeres y hombres, así que aquí el tema no es que haya insultado a una mujer con una burrada sexista, sino que le soltó improperios al árbitro, lo cual es igual de malo si hubiese sido hombre, gay, lesbiana o zoofílica. Lo moderno precisamente es abstraer a la persona o autoridad de su color, clase, nacionalidad o sexo y juzgar la falta por la falta en sí. Estos elementos no deben sumar o restar. ¿O acaso sería menos culpable si insultaba a un árbitro varón? Y no me digan que un réferi al escoger esa actividad no sabe que le van a soltar barrabasadas con el bajísimo nivel cultural y la agresividad competitiva que hay en ese mundo. Pero el tema se volvió aún más tercermundista cuando la ministra de la Mujer metió su cuchara con fines populistoides y reforzó la noción de que las cosas eran peores porque había una fémina de por medio. Y la cereza de la torta fue la expulsión de este sujeto de su club –aquí estuvo la mano del ministro Chang– por declarar que el fútbol peruano es una desgracia. Oigan, estamos en un país donde se debe respetar la libertad de expresión. Tiene todo el derecho del mundo, por más desatinado que sea, de decir que nuestro fútbol es una basura. Pero el tema llegó a niveles superlativos de preocupación cuando se dijo que “un extranjero no debe portarse así”. Un peruano tampoco, respondo. ¿Nos vamos a poner xenófobos también? Nuevamente, que sea extranjero es accesorio para juzgar su errada conducta. Tercermundistas.

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