¡Viva Chavín de Huántar! (23/04)

No se puede comenzar una columna hoy sin aunarse al homenaje hecho ayer a los exitosos protagonistas de la operación “Chavín de Huántar” y a los rehenes. Hasta el crítico más implacable del fujimorismo o los excesos militares no puede ser tan mezquino de negar que fue un gran triunfo del Perú sobre la subversión. Fue una operación cerebral, paciente, corajuda e implacable hecha por nuestro Ejército contra una banda de mafiosos ideologizados, liderados por el criminal Néstor Serpa Cartolini, hoy venerado en la Venezuela chavista. Me dio mucho gusto ver una vez un capítulo de History Channel dedicado a este hecho –que trasuntaba admiración y respeto– donde sólo consideraban superior en la historia a la operación israelí en el aeropuerto ugandés de Entebbe. Lamentablemente, se le ha querido menoscabar con historias de supuestas ejecuciones de terroristas ya rendidos, tal como les sucedió a los alemanes tras el brillante rescate de un jet en Mogadiscio que coincidió con los extraños suicidios en prisión de cuatro terroristas de la Banda Baader-Meinhoff en 1977. Es una vergüenza que aún se esté procesando a varios de los comandos participantes. En fin, todo peruano bien nacido debe recordar con gusto este triunfo sobre un grupito de maleantes que prácticamente paralizó por varios meses las normales actividades del Estado con este secuestro. Lo que hasta ahora no entiendo es cómo Serpa fue tan necio de haber perdido un partido ya ganado. Había logrado ya atraer la atención mundial y bien pudo negociar una salida a Cuba, acompañado de un jugoso rescate (y tal vez de Polay). Pero no sólo no supo llevar las negociaciones, sino que bajó la guardia en exceso. Eso sí, el Perú tuvo la suerte de que Serpa no le hiciera caso a esa infame nota de La República que reveló poco antes del rescate que el Ejército estaba construyendo túneles para ingresar. Siempre me quedó la duda de si lo hicieron adrede para frustrar así el rescate, tanto por su odio a Fujimori como por sus aún entonces muy ardientes simpatías izquierdistas (después se pasarían al toledismo), u obraron así simplemente por pérfidos y tontos, porque el “deber de prensa” no se puede invocar cuando tantas vidas y una larga y sangrienta guerra que enfrentaba el país estaban en juego. Uno es peruano antes que periodista.

-Primero fue la condonación de deudas del Banco de Materiales, que Gonzales Posada impulsó a pesar de la valiente oposición de Aurelio Pastor, excelente gesto del segundo que lamentablemente quedó desvirtuado por el duro intercambio de palabras entre ellos y el “perro muerto” que ha pasado desapercibido con el casi inmediato escándalo que reventó en ese ente. Ahora el congresista Carrasco Távara –terco superviviente, junto a Negreiros, del período jurásico aprista– ha presentado con éxito un proyecto para que los contribuyentes paguemos las deudas agrarias. Esto sentaría un pésimo precedente y, justo después de recibir el grado de inversión, enviaría una señal de que lentamente se está regresando a los 80 y que todo lo hecho hasta ahora no es más que un engaño. No creemos que eso sea verdad, así que ese disparate debe quedar allí.