“Big bang” no sólo es un término de la física para graficar la creación del Universo, sino que también se refiere a esos momentos definitivos en que se alumbra todo un nuevo paradigma. Quiero circunscribirlo a lo político-económico. Nosotros hemos tenido aquí varios y de diversos tipos, destacando la aparición del Partido Civil con Pardo y el guano, la desaparición del Civilismo y los otros partidos del siglo XIX (fundamentalmente el Demócrata pierolista y el Constitucional cacerista) a manos del modernizante leguiismo de la “Patria Nueva” del Oncenio, la ruptura socializante del velasquismo (donde incluso se habló pomposamente de “una segunda independencia”) y el desmontaje íntegro del modelo velasquista en 1992 por Boloña, aceptado a regañadientes por el intervencionista Fujimori (quien se vengó echándolo del MEF a finales de ese año).
No sé si este último sismo de leyes para adecuarnos al TLC constituye un “big bang” en toda la regla en cuanto a tener el tremendo impacto de los mencionadas líneas arriba, pero cerca está. Si antes le reprochábamos a García y su gabinete no encarar reformas estructurales, sería mezquino ahora negar que se han hecho cambios muy interesantes y necesarios en materia aduanera (Ventanilla Única), transporte (puertos), justicia (notarios, arbitraje, conciliación), administrativa (Ministerio de Ambiente, Indecopi, Perú Compras, Servicio Civil, Silencio Administrativo), pensionaria, laboral (lo de las MYPE estuvo muy bien. Pudo estar mejor, pero lamentablemente Pasco metió la mano), pesquera (nunca pensé que se iban a atrever a poner las cuotas) y agrícola (¡por fin se enfrenta al minifundio y a esos absurdos museos de la pobreza vivientes llamados comunidades campesinas!), entre otros.
Es decir, García supera así las acusaciones de indolencia y de gobernar en “piloto automático” que se le hacían, aunque ojo que estos cambios no se han dado bajo la luna de miel del primer año de gobierno y seguramente habrá resistencias serias (en el sector pesquero corre mucha plata, existe mucha demagogia en el agro y lo laboral), incluso desde sus filas (Negreiros va a joder de todas maneras). Mucho de eso se verá este 9 de julio, pues los rojos y humalistas, envalentonados por el “Moqueguazo”, están tratando de forzar un paro muy fuerte para herir de muerte al régimen y tenerlo de “pato cojo” hasta el 2011. Viven de la nostalgia del paro del 19 de julio de 1977, que acabó con Morales Bernúdez, y sienten que las alzas de precios les dan gasolina para quemar. Esto se acompaña de una reciente ofensiva caviar en el Tribunal Constitucional (se ha admitido un recurso de queja presentado por la ONG IDL) para reabrir el caso El Frontón y tener a García ocupado sólo en defenderse, volviéndose un presidente débil como Samper. ¿Aprovechará esta oportunidad Alva Castro para enfrentar adecuadamente al paro y lavar el “Moqueguazo”?
Quien ha quedado peor parado con esto es el Congreso, que ha demostrado una vez más ser un órgano lento y obstruccionista para legislar frente a la velocidad del Ejecutivo.
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