12 julio 2008

Un mito llamado Allende (27/06)

Se cumple el centenario de Allende y ya leo panegíricos por allí. Claro que tuvo mucha dignidad en sus últimas horas, pero de allí a ser ejemplo... Sin ánimo de camorra, desempolvo algunas cosas que otrora escribí sobre él. Por razones de espacio, sólo reseñaré sus fallas humanas y económicas, no las políticas.

El joven Allende fue un tremendo racista. El historiador Víctor Farías descubrió recientemente su tesis de médico (1933), titulada “Higiene Mental y Delincuencia”, donde aparecen frases terribles como “Los hebreos se caracterizan por determinadas formas de delito: estafa, falsedad, calumnia y, sobre todo, la usura”; (sobre los gitanos) “constituyen habitualmente agrupaciones delictuosas, en donde impera la pereza, la ira y la vanidad”; (sobre los árabes) “hay algunas tribus honradas y laboriosas, las más son aventureras, imprevisoras, ociosas y con tendencia al hurto”; (sobre los homosexuales) “convertirlos en seres morales” implantándoles trozos de testículos en el abdomen. Curiosamente, el joven Allende considera “un delito colectivo patológico” a la revolución socialista. Y como ministro de Salud (1939-41) propuso que se esterilice a los dementes. Parece que esta onda nazi nunca desapareció, pues como mandatario no quiso extraditar al criminal nazi Walter Rauff, creador de los “buses de la muerte”.

Otro mito es echarle la culpa exclusiva del despelote económico a la CIA y la burguesía. Por supuesto que intervinieron, pero el 80% del cataclismo económico fue por el desmanejo allendista. Todo comenzó mal cuando su flamante ministro de Economía Vuskovic declaró: “El control estatal está proyectado para destruir la base económica del imperialismo y la clase dominante al poner fin a la propiedad privada de los medios de producción”. Con esas barbaridades, el dólar pasó de 9 a 23 escudos, más una masiva salida humana y de capitales.

Luego Allende promulgó una Reforma Agraria muy radical y estatizó, con un olvidado decreto ley de 1932, el 85% de la banca, las 20 principales firmas fabriles, la minería y a los mayoristas. En 1971, incrementó en 41% el gasto público, financiándolo con gran impresión de billetes (119%) y un gigantesco déficit fiscal (8%). Controló al dólar y las importaciones, elevó fuerte los sueldos (22%) sin la productividad necesaria y rebajó a discreción las tasas de interés, la electricidad (85%), la gasolina (31%) y la telefonía (23%). El PBI crece así un 9% y se alcanza el pleno empleo. La misma política económica practicada aquí en 1985-86.

En 1972 viene la resaca: altísima inflación (163%), déficit fiscal monstruoso (12.7%) e inmensa emisión de billetes (173%). Campean el mercado negro y las colas. Allende estatiza 318 empresas: el 60% del PBI pasa a ser público. Los camioneros van a una larga huelga, financiada por la CIA pero motivada porque los iban a estatizar. El radical MIR toma fábricas y fundos, creando allí “sóviets”.

Llega 1973 con una gran huelga cuprífera, déficit fiscal altísimo (7.3%) y sin reservas (caen 84%). Los salarios y la producción industrial se desploman (25% y 94%, respectivamente). Como la masa monetaria creció 30 veces en tres años, la inflación se dispara a 508%. Y la deuda externa se expandió más de 25% en ese lapso (de US$2,632 a US$3,454 millones), agobiando al fisco. La economía colapsa y viene el “Pinochetazo”.

Allende fue medio nazi de joven. Y de viejo destrozó a su país con políticas económicas absurdas, lo que no fue culpa de “la CIA y la burguesía”. ¿Hacerlo un santo laico no es un exceso?

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