¿Se acuerdan del “Sinchi”, ese torvo personaje de la novela vargasllosiana Pantaleón y las visitadoras? El “Sinchi” era el demagógico e irresponsable propietario de una radio loretana que inflama los ánimos y provoca la tragedia final con proclamas incendiarias al no poder conseguir su propósito morboso de acceder a las caricias de las “visitadoras”.
Lamentablemente, el “Sinchi” sigue vivo en nuestras provincias, sólo que mucho más politizado e irresponsable, porque si algo fluye del reciente informe que presentamos sobre el “Moqueguazo” es la tremenda fuerza que la demagogia alienta en las radios provincianas frente a sus oyentes. Aprovechando el uso masivo de este medio, el eterno malestar con Lima, alguna causa irredenta, la ignorancia y la agresividad de la masa, más ese reivindicativo sentido común izquierdizante que prevalece fuera de la capital, las radios se entronizan como referentes demagógicos y vehículos para satisfacer apetitos políticos (muchos de los presidentes regionales y alcaldes provinciales son propietarios de emisoras). Son la mejor expresión del “agiprop” (agitación y propaganda) marxista.
Las tenemos haciendo demagogia en Pisco, donde un fulano alborotó peligrosamente los ánimos con una estúpida historia sobre una supuesta jugosa indemnización en dólares que le correspondía a cada damnificado si es que el sismo alcanzaba el grado 8. Las tenemos en las radios caviares que manejan los curas rojos y las ONG y que obstaculizan la minería con historias tremebundas. Las tenemos ahora incitando a la violencia y arrinconando a la Policía, incluso orientando a las masas en sus ataques, como lo prueban los audios del “Moqueguazo” que posee la fiscalía y que deben conducir a severísimas sanciones, porque una cosa es la libertad de expresión y otra fomentar la sedición contra el orden público. Así como en Pisco se actuó y se castigó rápido, en Moquegua se tiene que investigar y deslindar las ineludibles responsabilidades de Radio Americana en la reciente explosión de violencia que casi acaba nada menos que con un general de la Policía colgado de un puente.
Lo que da pena es que los partidos democráticos no salen a combatir esto con las mismas armas. Ni el APRA ni el PPC poseen un sistema de radios en provincias, que no es algo utópico, pues los costos de acceso (equipos, antenas, etc.) no son tan elevados como los de incursionar en tv o diarios. Algunos grupos empresariales están intentándolo y ojalá el ejemplo se replique, porque, parafraseando a Rafael Belaunde y su “Las masas se combaten con masas”, a estas radios hay que combatirlas con radios. ¿Por qué Mulder no crea “Radio Tribuna”, Castañeda “Radio Solidaridad” o Lourdes “Radio Lulú”?
-Quien está pasando piola tras esta debacle en Moquegua es el ministro Valdivia, quien no cambió el reglamento de reparto del canon a pesar de que el pedido moqueguano era muy justo (otra cosa es la barbaridad de cerrar un puente) y de que venían haciéndoselo hace mucho tiempo.
Del Castillo habrá fallado en la negociación y Alva Castro en confiarse mucho en el general Jordán, pero creo que más culpa que ellos tiene Valdivia. La ha sacado barata.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario