Cuando uno piensa que el Congreso no podía caer más bajo, nuestros padres de la patria se encargan de recordarnos esa sentencia de las limeñas antiguas: “Siempre puede ser peor, hijito”. La conversación de Torres Caro, el hecho de que Espinoza la grabe y la intermediación de Velásquez Quesquén para que se reconcilien (y así voten por él, sin que le importe un comino la denuncia previa) son dignas de un esperpéntico sainete. ¡Qué nivel! ¡Qué poquita cosa son!
Pero esto es incluso secundario. Les voy a contar otra más linda y que hizo muchísimo más daño al país, lo que retrata la irresponsabilidad y descerebramiento que campea en nuestro “Congrezoo”.
Resulta que el Perú necesita subir a la categoría 1 de un acuerdo internacional llamado CITES para poder exportar madera en grandes cantidades. Y justo iba a darse una reunión al respecto la semana pasada en Ginebra, así que estábamos en el momento preciso para sacar de una vez este grado.
Es que si la lógica mínima campease en nuestro Perú, basta echar una mirada al mapa para darse cuenta –con esa selva que cubre el 75% de nuestro territorio– de que somos muchísimo más un “país forestal” que un “país agrícola”, como algunos románticos y unos rojos trasnochados afirman. Deberíamos exportar mucho más de mil millones de dólares anuales en madera, por no agregar muebles, etc., y no los saldos mínimos de ahora.
Pero para eso necesitamos subir a esta categoría y eso implicaba elevar las penas a la tala ilegal. Nada más. No creo que ni siquiera personajes tan reaccionarios (en su acepción comtiana de “opuestos al progreso”) como Huamán, Ollanta o Javier “0.5” Canseco se opusiesen a tan sana medida. Nadie, salvo un delincuente, puede estar a favor de la tala ilegal.
Como los del gobierno suelen ser muy cobardones y éste era un tema del Código Penal que los asustaba cambiar, no aprovecharon las facultades extraordinarias dadas al amparo del TLC para cambiar esto, confiados en que el Congreso no sería tan estúpido e irresponsable de no aprobar rápidamente esto –ya en la Comisión Permanente, lo cual es una cierta ventaja, dado que tienes que lidiar con menos descerebrados que en el pleno– a fin de que se apruebe al toque, se mande a la reunión, nos den la categoría 1 y podamos ponernos los pantalones largos en forestería.
Pero estos inefables se pusieron a discutir estupideces con Del Castillo, se comenzaron a decir la vela verde y se levantó la sesión a capazos, lo que impidió que el cambio se apruebe. De allí no se vio más porque están concentrados en negociaciones de alto nivel espiritual, tipo esta de Torres Caro, Espinoza y Velásquez, así que pasó la cita de Ginebra y el Perú no pudo entrar a la categoría 1. Después se preguntan por qué los desprecian, por qué tienen tan baja aprobación, etc. Sencillo: Porque siempre anteponen sus intereses a los del país.
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