16 octubre 2008

Adiós La Paz-BB.AA., hola Brasilia-Bogotá (20/09)

Este viaje de García a Brasil marca el gigantesco vuelco que ha dado nuestra tradicional posición geopolítica, proceso que comenzó desde el fujimorato. Aquel régimen tuvo una activa política de acercamiento total a Chile, tratando incluso de cerrar completamente los temas pendientes del Tratado de 1929, hasta el punto de ser a menudo obsecuente (y ya vimos el pago que le dieron a Fujimori después sus amigos chilenos). Esfuerzos inútiles: las relaciones con los chilenos se deterioraron tremendamente desde la época de Toledo porque se supo que le vendieron armas a Ecuador en plena guerra y siendo garantes, porque movieron la caseta fronteriza, porque hicieron un mapa provocador de Arica, porque reaccionaron de manera infantil cuando se les planteó revisar el tema del mar y porque Rodríguez Cuadros, Ferrero y Pachacútec II trataban el tema con fines políticos. Las relaciones estatales con los mapochinos son muy gélidas ahora, amén de ir rumbo a un mayor descenso de aquí a unos años cuando se dé el fallo en La Haya. Además, es de esperar que probables gobiernos como los de Keiko u Ollanta a partir del 2011 obviamente no simpaticen mucho con ellos. A corto plazo, tal vez la cosa mejore cuando Piñera suceda a esta inútil de Bachelet. La segunda –y más exitosa– política internacional fujimorista fue cerrar la paz con Ecuador. Es de apreciar cómo el actual régimen se desvive por tener las mejores relaciones posibles con Correa, lo que ha sido recíproco. El tercer cambio se dio cronológicamente bajo el fujimorato, sin que éste lo busque: el fin del viejísimo eje Lima-Buenos Aires por la venta de armas a Ecuador siendo Argentina garante. Luego De la Rúa se enfrentó a Fujimori, pero no tuvo tiempo para cultivar a Toledo. Sus sucesores, los Kirchner, no han hecho nada por aliviar el alejamiento. Incluso, Cristina cometió el tremendo desplante de no visitar Pisco tras el sismo, algo que sí hizo el resto de la zona (incluyendo Evo y los chilenos). Otra ruptura con un amigo tradicional es –esta vez por el mayordomo de Chávez– la que ha ocurrido con Bolivia. Así desapareció el tradicional eje Lima-La Paz-Buenos Aires. También se ha dado un distanciamiento sideral con Venezuela, un país que siempre fue relativamente amigable con nosotros. Pero el gran cambio ha sido esta tórrida luna de miel con Colombia, país que tradicionalmente ha estado muy lejos, a pesar de ser vecinos. No sabemos si esta alianza durará sólo mientras el uribismo allá y corrientes moderadas acá se mantengan en el poder o si todo esto no será más que flor de un día, porque si gana Humala aquí o los chavistoides del Polo Democrático allá, el amor se acaba. Y la apertura con Brasil ha sido espectacular desde el gobierno de Toledo, con las inversiones cariocas creciendo sin cesar (The Economist calcula que Brasil terminará siendo nuestro principal inversionista). Pero ojo que éstos no se casan con nadie y coquetean siempre con Chávez, Evo y los chilenos.

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