16 octubre 2008

¡Regresó Endora! (04/09)

- Clarísima la jugada de Meche Cabanillas para impedir que Chang reemplace a Del Castillo en el premierato dentro de muy poco. Hasta los árboles saben que Del Castillo ya no da más, que ya está sin reflejos (ver el Moqueguazo y el Chunchazo), que parece un vapuleado Rocky en el decimoquinto round (y tras una noche anterior con Brigitte Nielsen), que ya cumplió su ciclo hace mucho rato (y en general lo hizo bien), que clama por un mes de vacaciones (¡pero no a lo Toledo!). Más bien sorprende que García todavía no lo haya reemplazado, más aún con esas últimas encuestas... Es obvio que Alan necesita oxigenarse con un cambio allí para llegar refrescado a la APEC, esa gran esperanza para comenzar a remontar en las encuestas (ojalá nomás que cualquier relevo sólo sea para mejorar). Chang asomaba como candidato de fuerza, junto a Ántero y Cabanillas. Y como Meche ansía ese puesto, pues a dinamitar rivales (aunque hay que reconocer que esos textos son totalmente inadecuados para escolares. Esa situación problema de un niño con senderistas en la página 142 justifica por sí sola que retiren ese libro y le metan una multaza a los de editorial Norma por irresponsables. ¡Todavía tienen la conchaza de sacar un comunicado en tono airado!). Que se vaya cuidando ¡ntero, pues la doña es de temer y ya vendrá por él. - El izquierdismo de Bambarén –que le ha bajado bastante con la edad; digamos que pasó de rojo a caviar– no debe sorprender. Es jesuita y esa orden aquí siempre se ha caracterizado por ser rojimia en sus gustos. Tenemos allí a Muguiro, de la rabiosamente antiminera Radio Marañón; a los de CIPCA, que controlan la alborotadora Radio Cutivalú; a Romeo Luna Victoria y Ricardo Morales, que colaboraron con la Reforma de la Educación de Velasco y metieron harto rojerío en el Colegio La Inmaculada de mi época; a Felipe MacGregor, que fue el patriarca que formó a toda la caviarada en la Universidad Católica, donde fue rector de 1963 a 1977. Así son. Por si acaso, no soy practicante, convivo, no pondría a un hijo en un colegio que no fuera laico y mixto, y apoyo abiertamente temas que no le gustan al clero (control de natalidad, divorcio, eutanasia, legalización de las drogas, matrimonio gay, fin del celibato eclesiástico, que las monjas puedan hacer misa, etc., y publico a un anticlerical convicto y confeso como La Ortiga), así que por allí no me chanten ser del Opus Dei o algo así por haber defendido a Cipriani, como por allí ya he escuchado. Soy Opus Night, en todo caso. Es que me asquea mucho la pretensión de creerse la conciencia de la nación, la exhalación eterna de moralina, el intelectualismo pedante (como el de ese canoso caballero palabrero que le mete el sicoanálisis –ese cuentito palabrero; el 90% es químico y genético– a todo), la hipocresía (como pasar por humilde pero permitir ser pintado al costado de Cristo o cruzar las labores en una ONG con funciones públicas, por ejemplo), las mentiras arteras (lo de la cojudez, el cartelito, el número de muertos...), el manipuleo de las masas campesinas o el abuso escandaloso del testamento de Riva-Agüero de los caviares.

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