16 octubre 2008

Balo y las ONG (10/09)

Ayer que leía divertido uno de esos penosos articuletes de Ernie, me acordaba de un reciente libro sobre las ONG de A. Sánchez León (El hombre de la azotea). Para risas, copio –en desorden– algunas frases (prometo más), que tan bien pintan a los caviares:Yo le decía: vividor, has pasado de la ayuda cubana al financiamiento holandés. De la barba frondosa de Fidel a los sombreritos de la reina Juliana (...) Las personas que trabajan en las ONG sólo conocen a gente del mundillo de las ONG o muy parecidas. Les falta roce. No alternan (...) Ustedes, pobres instituciones del subdesarrollo, que viven de los antojos de las grandes potencias del norte, no olviden que redactan informes que nadie, nunca, leerá con interés y seriedad (...) Los pillos hacían política en horas de oficina (...) La mayoría de nuestros investigadores, e incluso directores, diría yo, estuvieron metidos en política (...) ... estuve en casa del primer director que conocí en la ONG; se llamaba Peter y no Pedro (nota: ¿Será Henry Pease?) como hubiera sido mejor para sus afanes políticos (...) desde su cargo de regidor (...) La ONG, sin duda, fue un trampolín trascendental en su posterior carrera política, que pudo haberlo llevado de director a presidente de la República si hubiese sido menos blanco (...) decidió ir a estudiar en serio un postgrado en Holanda, nada menos que a la tierra de la madre patria de todas las ONG latinoamericanas (...) Los jefecitos se la pasan viajando o redactado informes o haciendo política partidaria o en consultorías o en la universidad dictando clases clandestinas (...) No en vano estar en una ONG era sinónimo, para muchos, de jugosos sueldos (...) para otros era, simplemente, un trabajo de supervivencia. O un lugar para gente tímida. O para quedados (...) Había estudiado en el Colegio La Inmaculada (como la mayoría de los investigadores) (...) Sin darnos cuenta envejecimos en esos cubiles con un progresivo aire de pánico. No tuvimos conciencia del tiempo. Simplemente nos arrasó. Nos sucedía lo que les ocurre a los profesores en los campus universitarios. En las universidades, algunos de ellos se pasan cuarenta años repitiéndose en clase y deambulando por los jardines. Nadie los mueve de allí (...) ¿Acaso es suyo? El dinero es de los holandeses, de los alemanes, de los franceses (...) Esos consultores profesionales, esos que en breves temporadas hacen el dinero que los funcionarios se demoran siglos en conseguir (...) El negocio no pasaba más por escribir libros, por hacer investigaciones, sino en ir de frente a la política en calidad de consultores. O redactar textos breves, hacer de enlace entre los grupos políticos, frecuentar el Congreso y ganar mucha más plata (...) Investigadores cansinos, sin ideas, dueños de unos marcos teóricos obsoletos (...) Las conocía desde el día que entró a trabajar casi a los diecinueve años, porque Roque ha vivido toda su vida, hasta la fecha, imagino, en nuestra ONG (...) financiados por las agencias, sospechosas por ser extranjeras y por financiar a tipos como nosotros que no les demostrábamos a los donantes un verdadero compromiso con los pobres, viviendo con los pobres y sintiendo la exasperada experiencia de la vida (...) Después de estar desempleado durante todo el verano, algo desesperado a decir verdad, porque nunca antes había trabajado, conseguí, gracias a Juan Alfonso, esta pega (nota: trabajo) en la ONG (...) Peter, cómo olvidarlo, quien tuvo serias reservas acerca de mi comportamiento. Yo no era un militante comprometido. No era de su colegio y no formaba parte del clan. Pero fui aceptado

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