17 octubre 2008

También viene... (02/10)

¿Del Castillo tiene complejo de locutor, de Iván Márquez (se parecen algo)? ¿Es papel del Premier salir a cada rato por tv a hacer anuncios periódicos sobre cómo va la huelga médica? ¿Su rol es solucionar líos o administrar el gabinete? ¿No se está sentando una peligrosa costumbre de encasillar para siempre el papel del Primer Ministro como bombero? ¿No será que toda esta distorsión ocurre por nombrar como Premier a alguien que tiene aspiraciones presidenciales? Y si alguno me ataca por estas preguntas, confirmará mis suspicacias. - No hay nada que hacer que la inmortal frase Para ser rojo hay que ser bruto, pronunciada hace ya 26 años por el siempre lúcido provocador Jaime Bayly durante una asamblea universitaria (casi lo linchan) en Letras de la PUCP, es de Perogrullo. Ahora todos los zurdos están con el sonsonete del fin del neoliberalismo, cuando lo que posiblemente sucederá será un cambio en la cultura yanqui de vivir por encima de sus posibilidades a base de deudas y de esperar que el resto del planeta los mantenga comprando sus papeles y sus bonos del Tesoro. Vendrán tiempos más frugales y los gringos tendrán que aprender a la mala a no vivir como argentinos, nada más, así como que ya se acabó el esquema de casinos llamados bancos de inversión. Y los que fueron prudentes y tienen liquidez disponible, comprarán a los dañados a precios de ocasión, como ya lo han hecho JP Morgan, Buffet y Bank of America. Unos absorberán a otros. Tampoco la FED y el contribuyente van a perder tanto dinero, pues el 90% de las carteras de AIG, Fannie Mae y Freddy Mac son buenas, por lo que se van a realizar sin inconvenientes en algún futuro, con algún descuento. Esto es el viejo proceso de destrucción creativa del economista austriaco Schumpeter, un concepto establecido en 1942, el hecho esencial del capitalismo, como lo llamaba. Quien no innova o mete la pata, desaparecerá y otro ocupará su sitio. Y si la pobretona y endeudada Argentina rebotó rápido de una crisis profundísima hace pocos años, imagínense este monstruo que es Estados Unidos. Tendrá una recesión severa y punto, tampoco es el fin de los tiempos. Le costará unos 15 puntos de su PBI, el promedio de este tipo de crisis. Es que no hay nada nuevo bajo el sol y no es la primera vez que el Estado gringo interviene. Ya hubo una megacrisis similar, no tan fuerte, sofisticada y global como ésta, años atrás con las Savings Loans, cuando la gran mayoría de estas mutuales gringas (un millar) se fueron por el lavabo (amén de centenares de bancos) a finales de los 80, también por una caída del mercado de bienes raíces. El rescate le costó US$124 mil millones de esa época al Tío Sam, sobre un total de US$160 mil millones, generando la recesión de 1990-91, la que curiosamente hundió la reelección de Bush padre y le trajo problemas por conflicto de interés a uno de sus hijos (Neil) y al entonces senador John McCain. Y se solucionó de manera similar a la que se plantea ahora, creándose la estatal Resolution Trust Corporation para liquidar y vender las carteras de esas mutuales. Nada nuevo bajo el sol.

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