17 octubre 2008

Archie es caviar (ahora que vuelve la caviarada) 15/10

Encontré este delicioso artículo, publicado en Quehacer 171 -de la ONG Desco- y de la autoría del sociólogo Carlos Meléndez. Titulado "Muchachito del ayer", copio geniales fragmentos: "La izquierda fracasó en el Perú (...) la izquierda en el Perú sea una suerte de muchachito del ayer, una canción pasada de moda que sólo vuelve a sonar en La Hora del Lonchecito (...) Mientras el mundo sigue girando bajo nuevos cánones y ritmos, el muchachito del ayer de la izquierda en el Perú conduce su auto oyendo esa vieja canción en radio Felicidad, mientras alrededor lo asfixian las combis y el reggaetón. (...) es un prisionero de su pasado (...).Su práctica política es más comodona: reuniones para discutir sobre la coyuntura en la ONG respectiva, entrevistas-publicherrys en los medios de comunicación cercanos, boletines financiados por la cooperación internacional (gratis con La República), y que, en teoría, deberían tener un impacto en la opinión pública (...). Con un par de llamadas al amigo columnista se sienten que están en medio de la vorágine política, viven con la emoción de una final de fútbol sucesos donde se juegan la vida (o acaso el sueldo) como pueden ser: el juicio a Fujimori, una votación en el Congreso, el nombramiento de un miembro del Tribunal Constitucional, o sea, el ombliguismo extremo. Todo ello bajo la justificación y la autoridad que les da «ser miembro de la sociedad civil». La ONG resulta en muchos casos una vía para hacer política, aquella imposible luego de no haber alcanzado juntar las firmas necesarias (...), ni ponerse de acuerdo para sumar el 1%. Por eso la «sociedad civil» resulta bacán, el lugar más seguro para decir que «Fujimori es un dictador» o que «García está equivocado» (para el muchachito del ayer, nada que se haga fuera del sector no gubernamental está bien), pero su voz no tiene la legitimidad de las elecciones (...) Entiéndase por pobres, eso sí, todo aquello que es marginal, que es «el otro»: «sectores populares», «indígenas», «población por debajo de la línea de pobreza», «sectores menos favorecidos», «los sin voz» (...). Como «el otro» es manco, el muchachito del ayer justifica su vida en tratar de ser quien vele por el desvalido (...), discutir el tema de la pobreza (en hoteles cinco estrellas) (...) parecería que el crecimiento económico le incomodara, porque si no hay pobres, no hay chamba, ¿no? (...) los sectores que alguna vez fueron su base terminen votando por Unidad Nacional. No comprende por qué Castañeda tiene tanta popularidad. Por qué no gana una elección ni en San Bartolo (...) Por qué a pesar de tanto conflicto social, la gente prefiere a Toledo que a Susana. Cree absurdamente que el pueblo no lo entiende, cuando es al revés. El muchachito del ayer se especializó en un asistencialismo oenegero (...). Quiso ir a Villa El Salvador y llegó a Miraflores, buscó la alianza entre el proletariado y el intelectual orgánico y creó al caviar, cambió al partido por la ONG, a Barrantes por Humala; ya no lee El Manifiesto Comunista, sino el blog de Susana. Villa El Salvador fue el emblema izquierdoso (...) sus seguidores terminaron yendo a Unidad Nacional y/o al fujimorismo; miembros de la familia Moyano ahora defienden a Fujimori; y Lourdes Flores gana las elecciones en ese distrito. El distrito limeño donde mayor votación porcentual sacó la izquierda en las elecciones presidenciales del 2006 fue el pituco Miraflores. El Jazz Zone, asociado a la familia Villarán, ha terminado siendo el centro de operaciones del muchachito del ayer. (...) algunos encontraron un modus vivendi en las provincias, ya sea como asesores eternos de gestiones públicas o promotores resignados de ONG (…) Precisamente al desconectarse de las «masas», y mantener el estatus intelectual, se produce la figura del izquierdoso elitista, limeño, que apela a valores progresistas e igualitarios, habla por quienes quisiera representar y no representa porque vive alejado de ellos (…) El polémicamente llamado «caviar» es la consecuencia del intelectual orgánico que no cumple su función articuladora (…) El muchachito del ayer no ha podido exorcizar al fantasma de Barrantes.(…) ¡Cuán lejanos aparecen Yehude, Huaroc, Diez Canseco, Francke! El carisma y la llegada no se consiguen en cafés ni en cócteles (…) El muchachito del ayer no interpreta el factor liderazgo dentro de su propuesta política. Por eso le cuesta comprender (…) que la gente vota por caracteres fuertes, queramos o no. No por aquel que viene con discurso deliberativo, ni con propuestas de «manos blancas» o de «rostro humano», sino que inspire orden y autoridad, como fue el caso de un advenedizo Ollanta Humala (…) El muchachito del ayer ahora consulta todas las semanas el blog de Susana, las columnas de Javier Diez Canseco y los planteamientos que cada cierto tiempo Pedro Francke hace a través de correos electrónicos. (…) No son análisis, sino buenas intenciones. No traducen los procesos sociales a la cotidianidad, sino se inventan escenarios que no suceden. No le hablan al ciudadano promedio, sino al que el autor quisiera que existiera. (…) Sin embargo, no puedo dejar de percibir ese halo paternalista con el que se inició el debate de la izquierda en el Perú: ¿Qué hacemos con el indio, qué hacemos con los pobres, qué hacemos con los «otros»? (…) ¿Acaso el muchachito del ayer está preparado para hablarle políticamente al mototaxista (…)?.

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