La verdad, sería una pena que el Cusco ingrese a un estado de estupidez colectiva –¡suficiente con sus autoridades regionales/locales y sus congresistas!– y se cometa la barbaridad de ir a un paro por una ley que ya no los toca para nada. Van a quedar como el loquito fronterizo de la casa que algunas familias tienen la desgracia de tener que aguantar estoicamente, encima con un temperamento violento.
Claro, los extremistas ya han estado metiéndole veneno a la población, diciendo que “se le va a vender Machu Picchu a los chilenos” e imbecilidades de ese tipo, como bien cuenta el periodista inglés Nicholas Ashehov en el último Caretas. Ashehov reseña allí cómo el humalismo local se dedica todo el santo día a armar huelgas y organizar piquetes para intimidar y mangonear a la población, lo que me hace sospechar que mucha gente de Patria Roja –los máximos expertos en este tipo de algaradas provincianas– están ahora vistiendo los colores del humalismo. Y existen además unos supuestos líderes sindicales como ese demencial Efraín Yépez, que está azuzando a la población a capturar el aeropuerto y Machu Picchu. ¿Hasta cuándo nuestro sur va a estar capturado por autoridades demagogas o que se suben al carro de las protestas para tapar su impopularidad (como parece ser el caso del presidente regional Gonzalez Sayán y la alcaldesa Marina Sequeiros) y por extremistas? ¿Por qué el humalismo puede hacer gala de abierta matonería frente a la pasividad policial? ¿Dónde están los partidos democráticos (el APRA ya es una sombra de la máquina que fue...) para combatirlos políticamente? ¿Por qué el gobierno no tiene una política de comunicaciones eficaz para contrarrestar estas campañas insidiosas? ¿Y qué se espera para desenganchar al sur del humalismo con mucha más obra pública?
- Tengo sentimientos encontrados con el Día de San Valentín. Por un lado, se ha vuelto un festivo muy simpático y bastaba observar el tremendo ambientazo que ayer se había formado en Miraflores, Barranco, el Callao y otros sitios (amén de los hostales...) para sentir su buena “vibra”. Pero la carga comercial de la fiesta es abrumadora y como que la desvirtúa un poco. Me dicen que ya le pisa los talones al Día de la Madre en cuanto a movimiento económico y que a los comerciantes les cae de perillas esta fiesta en medio del usualmente “seco” verano en consumo (aunque se sale más de casa por el calor), con un enero que siempre es malo porque la gente viene muy gastada por las fiestas de diciembre (amén que ahora los alquileres playeros han subido fuertemente para A/B) y un febrero a menudo cauteloso en el consumo porque el público se guarda para los gastos en colegios y las empresas para el comienzo de la regularización de impuestos en el entrante marzo. ¡San Valentín “para la olla” de muchos en el verano! Como que el meloso San Valentín se volvió un pagano Mercurio (dios romano del comercio). ¡Pero vaya que existe! Miren cómo Sarkozy ha perdido la cabeza por esa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario