28 febrero 2008

¡Repitió con 11! (27/02)

Leo divertidos ladridos de mi dilecto chihuahua César Hildebrandt, aullados entre pastillas y pastillas, que no vaya más bien a quedar asaetado por los tiros –de flechas– como San Sebastián. Como aquí no nos quedamos callados con él –como otros– y contestamos con la misma intensidad (ligera con ligera, nuclear con nuclear si la busca) y sin repetir, con originalidad, a continuación desempolvamos y reestrenamos una ligera tragicomedia sobre su infortunado anterior paso por el Canal 11, ópera bufa que hasta a él le regocijará rememorar. Fuente: revista Sí, que él dirigía. Artículo: “Autogol del 11 de La Victoria. Colorao de Vergüenza”. Autor: sin firma, pero evidentemente suyo. Publicación: febrero/1988.
Trama: Se narra un casi instantáneo divorcio, ¡mismo Las Vegas!, con RBC y el 11 tras… un solo programa. Pero “en donde camotes se asaron, cenizas quedaron” y su corazoncito ha vuelto a latir por éstos, a pesar de los desengaños pasados (se pelearon por un sondeo desfavorable a Alan). Muestro los fragmentos más ácidos y chistosos para risas y sonrisas:
“Al final del programa de reaparición de En Persona (…) César Hildebrandt fue, probablemente, el único en el set que no mostró satisfacción alguna por la emisión. La verdad es que estaba molido. Aquel día había llegado a las 11 de la mañana a editar algunas secuencias y se había encontrado con la ingrata sorpresa de que el operador que se le había asignado no estaba (…) habían tenido serios problemas para ‘visionar’ el material grabado en la calle (…) tuvieron que hacerlo durante la noche, en la prestada oficina (…) Ahí cerca de un baño que hedía más que los otros, tuvieron que marcar, priorizar y seleccionar su material (…) ante las protestas de Hildebrandt, había dicho que en 15 días más podían contar con un visionador –es decir una simple cassettera con monitor– (…) De otro lado, lo grabado (…) en Villa El Salvador tuvo que ser repetido varias veces, porque en la primera versión una mancha azulina –probablemente un hongo, producto de la falta de mantenimiento de la cámara– había estropeado el lado superior izquierdo (…) uno de los trajinados carros que se usan como unidades móviles había sufrido la voladura de una llanta, con lo que un turno completo de grabación se frustró (…) aquel domingo 24 de reaparición Hildebrandt había almacenado una buena cantidad de motivos para mandar todo al diablo (…) Trató de comunicarle a algún directivo su decisión de no salir al aire esa noche –a pesar de la expectativa y de la promoción invertida– pero no pudo encontrar a nadie (…) Ricardo estaba, como casi siempre, de viaje (…) Trabajó hasta las 6 de la tarde, sin almorzar (…) Cuando llegó al set –8:30 de la noche– la mosca de rigor –proveniente de los dantescos baños del local de Manco Cápac y que parecía invulnerable al frío del aire acondicionado– ya había tomado su lugar. Quien estaba en peligro de no hacerlo era la primera invitada de la noche (…) porque sólo había una silla (…) consiguió la segunda en el segundo piso, pero no pudo cambiar la del conductor del programa, que rechinaba clamorosamente. Por eso es que Hildebrandt estuvo particularmente inmóvil esa noche. Cada giro era un gemido (…) Hildebrandt pensó que iba a haber un contacto con el mandamás de RBC (…) Belmont no contestó el teléfono, mandó a decir que no estaba y se ocupó de que sus secretarias le imaginasen paraderos siempre huidizos”.
PD: ¡Sin picarse y sin contestar burradas, dilecto! Y el vasco no se pronuncia como francés, astakirtena.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hidebrandt siempre le sacará mugre al engreído de Alditus...

Oye ya tío, admítelo, Alditus cae peor que leche de tigre en úlcera...

Unknown dijo...

AYY ALDITUS, POR ESO LOS PERIODISTAS NO TIENEN CHAMBA EN ESTE PAIS, PERO NO TE PREOCUPES: DEDICATE A ESTILISTA CON TU SOCIO CACHO.