Cuando uno observa este proceso de primarias estadounidense, la primera pregunta obvia que salta a la vista no es "¿Obama será presidente de EEUU?", sino cuándo lo será.
En frío, no creo que consiga esta vez la candidatura demócrata. La maquinaria Clinton parece haber asegurado muchos estados en el inminente "Súper Martes" entrante (votan más de 20 estados. Ese día casi se sabrá con seguridad quiénes son los candidatos de cada partido) y Obama sólo aparece fuerte en su natal Illinois (donde ya le está salpicando un escandalete por haber sido muy cercano a un sinvergüenza local), Georgia y Tennessee (por el voto negro). Ojo, no todo está dicho y la campaña de Hillary se ha complicado porque a la gente le ha caído mal que su esposo esté actuando de "perro bravo" de ella, pero tiene muy a su favor el aparato partidario, el voto femenino y el voto latino (que suele darle la contra al voto negro en EEUU: celos étnicos). De todas formas, uno siente que aún no es el tiempo de Obama. Se le ve muy crudo, muy verde para las dos titánicas tareas que el próximo presidente de EEUU debe realizar: conducir al país fuera de la recesión que parece que ya es una realidad y acabar la guerra en Iraq con éxito (al margen de que ésta fue una demente aventura militar de Bush, sin motivos de peso y pésimamente ejecutada). Lo segundo es vital. Ya la historia mostró el desastre que fue la retirada apresurada de EEUU de Vietnam (holocausto de la cuarta parte de la población en Camboya, advenimiento de una feroz tiranía comunista en Vietnam, dramático exilio masivo de miles de personas en pequeñas barcas o los llamados boat people). E Iraq es muy importante porque allí se encuentran las segundas reservas mundiales de crudo liviano tras Arabia Saudita. Eso no es coca-cola, es petróleo, y una zona tan estratégica para el planeta no puede ser dejada en el caos de una guerra civil o en manos de extremistas religiosos. El reemplazo del arrogante e incompetente Donald Rumsfeld en el Pentágono y la remoción del no menos incapaz general Casey por Robert Gates y el general Petraeus han significado una mejora tremenda de la situación bélica y los partidos locales ya están comenzando a madurar políticamente en sus negociaciones internas. Será largo y complicado, pero factible. Todo indica que esa sería una labor para gente experimentada y con equipo, como Hillary Clinton o John McCain, no para juniors simpáticos, carismáticos e idealistas como Obama. Ojalá sea presidente, pero no ahora. Y del bando republicano no queda más que McCain. Giuliani ya parece fuera de carrera por su estrategia de no competir hasta Florida y su mentalidad no pasa de ser la de un policía siempre amenazante, mientras que Huckabee y Romney son sencillamente impresentables. Con sólo decir que niegan que el hombre desciende del mono...
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