Me preguntaba el otro día por qué Fujimori registró tan buenos números en la última encuesta de Apoyo (38% afirman que simpatizan con el fujimorismo) si más podredumbre –¡hasta filmada!– no ha podido salir y anda ahora con una situación judicial muy complicada con el tema de derechos humanos. Tal como el genial caricaturista “Heduardo” (creador del término), no termino de entender al “electarado”. ¿Le está ayudando una supuesta “victimización”? O como me dicen algunos: “tras la sentencia ya se olvidan de él y desaparece políticamente para el 2011”. Sacando a pasear al perro (aquel que inmortalizó Pedro Salinas), me enfrasco en una “conversa” para matar el rato en el parque con un parroquiano de mediana edad y estampa popular, que resulta un simpatizante fujimorista.
Aprovecho para cucharearlo sobre el tema. De las frases que le escucho y que mentalmente anoto más o menos para ustedes, al caballero no le interesa un pito el tema de los derechos humanos y los ve como un costo necesario dentro de una guerra (“¿dígame cómo entonces acababa con esos jijunas?”), sin mucha pena por los muertos que aparecen en el juicio (“En algo malo estarían metidos, pues señor. No les iban a meter bala por las puras”) y con mucha memoria (“¿Acaso durante Alan no se mató más gente aquí nomás en Lima, en la isla, al frente? ¿En la época del finado Belaunde no mataron harto en la Sierra”). Tampoco la corrupción le incomoda mucho. Lo ve como algo hasta usual (“¿Acaso no todos roban? La cosa es que dejen obra”) y más bien le atribuye unas capacidades gerenciales a Fujimori para la obra pública de las que cree que carecen Toledo y Alan, pues está convencido de que las cosas en Pisco estarían mil veces mejor de haber sucedido el sismo con Fujimori (“el Chino estaría viviendo allá. Desde la primerita hora después del zamacón hasta ahorita. No se hubiera movido de Ica hasta que eso estuviera arreglado. ¿No se acuerda cómo arregló Nasca rápido tras el terremoto –Nota: se refiere al fuerte sismo de noviembre de 1996–? Ya las calles estarían limpiecitas por lo menos. ¡El mismo se subía al tractor! Este Alan flojo ha ido nomás un tiempito. ¡Toledo ni se habría aparecido!”). Más bien le sorprende que Fujimori no haya gritado “¡Conmigo Pisco ya estaría reconstruido!” durante el juicio. Cambio de tema, pero la mentalidad sigue igual. Mi interlocutor no traga nada a Ollanta, pero cree que “los periodistas lo resucitaron en la campaña cuando le sacaron lo de Madre Mía. Los provincianos quieren mucho a los militares que los protegieron contra el terrorismo”. También sigue “fan” de Castañeda porque está convencido de que “las revisiones esas son una incomodidad, son por las puras. Mucha cola y plata, además que seguro arreglas allí con coimas. Eso sólo sirve para que se forren. De repente mi carcochita no la hubiera podido pasar. ¡Qué bueno que el alcalde las haya caducado. Carácter tiene ese Castañeda!”. ¡Plop!
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