¿Han escuchado aquella parece que repetitiva historia local de un ambicioso y reelegido alcalde capitalino de centroderecha cuyas aspiraciones presidenciales podrían irse al tacho por haber manejado un pésimo contrato monopolístico, hecho con operadores extranjeros de habla hispana, que terminó costándole un montón de dinero, humor y tiempo a los choferes, quienes quieren ahora que se les devuelva su dinero? Si desconocen el cuento, pueden acudir a los alcaldes Kouri y Castañeda para que se los cuenten. Ellos han escrito sendas y parecidas versiones, siendo la de Castañeda casi un plagio de la de Kouri. Es curioso ver como estos dos políticos que siempre se han vendido como dinámicos, eficaces y pragmáticos administradores –uno con sus “chalacasas” y otro con sus escaleras populares en los cerros, por ejemplo– hayan tenido sus respectivos “waterloos” con el peaje de la “autopista” al aeropuerto gerenciado por la argentina Convial y con esta revisión técnica gestionada por la española Lidercom. Estos dos tontos fracasos pueden marcar significativamente el panorama electoral para el 2001, pues a ambos caballeros se les veía en el partidor de esa justa. ¿Qué les pasó? Unos hablan de corruptelas iniciales, otros de soberbia miopía, otros de pésimo manejo, otros de indiferencia ante el bolsillo y el respeto del elector. Es decir, si lo supuestamente mejorcito de nuestros políticos cometen estos errores tan estúpidos e impopulares... ¿ya que queda esperar del resto?
Si bien hasta ahora ambos parecen estar gozando aún del “efecto teflón” (nota: dícese en política de la capacidad que los problemas no se peguen a determinados actores, como la comida no se adhiere a las sartenes hechas con dicho material) que indudablemente poseen, la pasada de cuenta potencial les puede ser nuclear.
- Una carta que los chilenos van ineludiblemente a esgrimir como alegato en la Corte de La Haya es la supuesta existencia de la isla “Alacrán”, algo con lo que pueden involucrar a nuestros vecinos norteños. Explícome: nuestra frontera marítima con Ecuador es siguiendo el paralelo por la existencia de islas cercanas a ella. Ahora bien, a muy cercana distancia (435 metros) del Morro de Arica quedaba una islita llamada “Alacrán” (de casi 50 metros cuadrados), la cual no existe hoy en día (algunos la llaman “península Alacrán” o “punta Alacrán”) porque a alguna autoridad chilena se le ocurrió unirla a tierra firme en 1964. Es casi seguro que los chilenos van a decir que el paralelo es la frontera por la existencia de esta “isla”, además que el argumento mete a los ecuatorianos en el ajo. A tener una buena respuesta preparada para esto, Torre Tagle.
- Y hablando de alacranes, se me viene a la cabeza un animalito que algún vínculo lejano posee con este bicho, aunque es inofensivo, muy rico y, desgraciadamente, escaso. Me refiero a nuestros camarones criollos (no hablo de los humanos conchudos a los que les apoda así, sino a los crustáceos). Por favor, acaten la veda hasta abril, que esta delicia está a punto de extinguirse porque no se respeta la época de desove.
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