19 febrero 2008

¿El mayor error del segundo alanismo? (22/01)

No es por ocioso, pero creo que vale la pena compartir –algo editados por espacio, estilo y anonimato– algunos correos electrónicos o conversaciones que son muy ricos en información, como los anteriores sobre el dólar o como éste:

"Aldo: Recién se está sintiendo en serio el tope salarial y rebaja de sueldos en el Estado de fines del 2006. Los funcionarios técnicos ‘senior’ (Blume, Von Hesse, Barletti, etc.) renunciaron al darse la rebaja, pero fueron remplazados por sus segundos. A ellos el tope no los afectaba tanto, por lo que creo que el Estado no sintió en ese momento el golpe. Además, se corrió la voz de que se buscaría alguna forma de saltarse los topes en el futuro cercano. Así es que en el 2007 las cosas siguieron más o menos igual.
De este modo, recién en este año se sienten demoledores los efectos de la medida. El tope salarial no sólo reduce el salario a buenos funcionarios, sino que también ha producido distorsiones negativas. En las reguladoras, por ejemplo, directores, gerentes y otros asesores terminan ganando lo mismo, con lo cual no hay incentivos para ascensos ni responsabilidades. Para colmo, el sector privado ahora está pagando muy bien y, a diferencia del pasado, el ex funcionario estatal de alto nivel ahora sí es muy útil para el sector privado.
El Estado se vuelve cada vez menos atractivo. Por ejemplo, en el MEF me comentaron que en la convocatoria para un puesto ‘X’ hace dos años habían recibido más de cien C.V. de economistas, todos del quinto superior. Para la misma convocatoria, el año pasado sólo recibieron la tercera parte y no pudieron mantener el requisito del quinto superior. De ocho ex funcionarios de alto nivel que entrevisté para mi tesis, todos están trabajando en el sector privado, ganando tanto o más de lo que otrora ganaban en el Estado. Además, sin el temor a una Contraloría formalista e irracional.
A ello hay que agregar otro costo oculto de la medida: los topes impiden a municipalidades y regiones contratar a gente capacitada para proyectos de inversión o ejecución de gasto. Por el máximo que se puede pagar pocos técnicos de alto nivel se mudarán a provincias. Pero por más con seguridad sí lo harían, ayudando además a reforzar a la burocracia local.
Desde el MEF se ha intentado revertir esta situación estableciendo una escala de sueldos adecuados, sin éxito hasta el momento. Imagino que la reciente estampida de renuncias se da porque varios de estos funcionarios no quieren quedarse un año más en esta situación y ya cuentan con ofertas más atractivas.
Es cierto que la distorsión, iniciada en los 90 y continuada por Toledo, dio lugar a que personas no calificadas ganaran sueldos que no correspondían a su C.V. ni a los servicios que prestaban. Pero en muchas otras áreas, especialmente en las que tendrán que lidiar con presiones políticas y económicas muy fuertes, se necesita gente bien pagada y competitiva.

Temo que si no se resuelve este tema pronto, habrá una irreparable fuga de talentos en el Estado. Trágico".

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